Por: Sam Mendoza

Pienso en las cosas que me gustan, las cosas que dan sabor a mi vida y pienso cuan útil sería ponerlo en una lista.

Me gustan los amaneceres y los atardeceres. Ambos comparten colores que nos confunden en horario pero son tan hermosos matizando el cielo. Pero sobre todo, me gusta contemplarlos con alguien interesante y de valía como tú.

Me encanta una buena charla, de esas que llegan profundo al corazón porque van en dos vías, la del otro y la de uno, escuchar, aprender, conocer, aportar, eso enriquece y nutre el alma. Charlar contigo, se siente como estar junto al fuego con un chocolate o un café en la mano.

Amo escribir, es un momento íntimo y de diálogo interno y único conmigo, ese espacio de introspección, autoconocimiento, autoexploración y conciencia. Gracias por ayudar a que fluya mi inspiración, te aportas, eres tú. Mi pluma y pensamiento se entrelazan.

Disfruto en demasía de la naturaleza, todo su esplendor, capacidad de asombrarme y cada uno de sus regalos, veo en ella la obra de algo maestro y no dejo de sentir que ahí están las respuestas de miles y miles de años de sabiduría. Disfrutar en este hermoso espacio de tiempo la montaña, los árboles y compartirlo mutuamente es increíble.

Amo sentarme a gozar del silencio, a contemplar una puesta de sol contigo o por mi cuenta, adoro sentir el agua en mi piel, agradezco poder mirar, percibir, escuchar, saborear, cada sentido me transmite tanto.

Adoro la buena música, la que hace que la piel se enchine o relaje o haga vibrar, esas cuyas letras me dejan algún mensaje positivo que se repite en mi mente dejando huella.

Me gusta aprender, tengo sed eterna de conocer más y luego me viene un hambre igual de impasible por compartir y enseñar. Gozo leer, cada que lo hago, siento que abro una puerta a dimensiones tan múltiples como el universo, ahí en cada palabra, está el hilo de una conversación convertida en historias o enseñanzas o simplemente imaginación.

Admiro a los mayores, su sabiduría puede comunicar la inmensidad de su experiencia. Son maestros pero también un catalejo hacia mi futuro, uno al que quiero llegar con salud. Y hablando de salud, qué gozo es comer algo que en verdad nutra el cuerpo, qué delicia es la energía que me produce el ejercicio, el disfrute que es compartirlo con gente que le gusta estar activa también.

Caminar, caminar por mil y un senderos, viajar, son actividades que me generan curiosidad y plenitud. Sola o acompañada, es miel para mí.

Y así continúa mi lista, la miro y me sonrío, aprecio mi vida, amo estar viva. Gracias por el tiempo que dedicas para estar, espero que volvamos a vernos pronto, se enciende el alma. Quiero que siempre estemos en contacto y que brindemos, por lo que siempre importa: ser y estar.