Por: Sam Mendoza

Para alguien que ama las palabras, el silencio puede ser intimidante, tanto como un pozo profundo cuya oscuridad envuelve y sin embargo, son esos momentos libres de sonido, los que dan sentido a un texto pues se necesitan para separar una palabra de la otra, de modo que se puedan distinguir.

Son como pausas que ligan lo que tiene voz.

Son sinergias que se forman entre lo material y lo etéreo.

No es lo mismo escribir o decir «teamo» que, «te amo». Esa armonía entre estas cinco letras y la pequeña separación insonora es como dije, lo que le da congruencia.

Cuál sea el motivo por el que guardas ahora silencio no lo conozco, pero lo respeto, lo honro. Como sé que tú honras que me comunique mediante el habla, la emoción y las letras.

Siendo así, ya no podría intimidarme tu silencio en algunos momentos, porque también va en este, un mundo que me habla de ti y que quiero descubrir, y eso es aventura para mí y por tanto, me oxigena.

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Pluma y Pensamiento

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