Por: Sam Mendoza Kong

Al ritmo de tenerte en mi pensamiento, abro mis ojos hasta un tanto después, la idea es no perder tu imagen nítida. El sol aún no asoma pero ya se siente que viene y cuando alguno de sus rayos se entremete por los espacios de la cortina, mi piel sabe, sus rayos me acarician y calientan como cobija.

Me pregunto si debo levantarme por completo, no estás conmigo físicamente, pero tengo la sensación de estar aún en un abrazo. Mi cerebro envía señales que salen a una velocidad que sorprende pero mi cuerpo parece actuar como en gravedad cero. Levito hacia el lavabo y el simple sonido del correr del agua, me trae de nuevo tu imagen a la mente. Me asomo al espejo para buscarte y me encuentro con mi rostro. Me imagino que te miro trotar por un campo a lo lejos pero en dirección contraria. Mi pensamiento grita también pero ahora para alcanzarte. -¡Hey! ¡Aún no te doy los buenos días! ¡No te vayas! Suspiro. ¿Me habrás escuchado? Otro haz de luz esquiva la barrera de la ventana. El suelo se baña de oro, sonrío, una caricia térmica nueva me envuelve, ¿se trata de ti?

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Pluma y Pensamiento

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