por: Sam Mendoza Kong
Con los años, los pensamientos, sentimientos, experiencias nos cambian, y cambian también estos. El cúmulo de nuevas ideas, creencias, opiniones y sensaciones mantiene a cada quien en la eterna pregunta: Quién soy.
El autodescubrimiento constante le da a la vida tantos sabores a elegir y probar que es difícil dibujar quiénes éramos y qué terminaremos experimentando. Qué bien que tenemos libre albedrío, a dónde iríamos sin él. A cada paso, con posibilidad de estar frente a una nueva disyuntiva también aparece la de aprender algo nuevo y sin embargo, es nuestra oportunidad y responsabilidad optar por la mejor posible. ¿Y qué dictará que lo sea? Nuestro juicio se forma en base a experiencias de modo que cada ocasión, podemos echar mano de estas para analizar hacia dónde. Luego, trazamos nuevos rumbos y nuevas posibilidades con la esperanza de que cada una nos lleve al mejor porvenir, a la más hermosa versión de nosotros mismos, o por lo menos al aprendizaje necesario para librar la siguiente batalla.

Hoy elijo estar bien, a pesar de mis circunstancias y gracias a ellas. Mi día es único y lo haré irrepetible hasta el último aliento.
Cuando la vida me pone un reto que parece que me vencerá, me sujeto de las bendiciones que me acompañan. Gracias por ser una de ellas. Caminemos a lo desconocido. ¡Quién sabe! Algo sucederá, de ello podemos estar seguros, pero que llegue a nuestra vida el siguiente sabor, acompañados, eso es gran ganancia.
No me sueltes de tu mano cuando me haga falta, pero déjame vivir lo que sigue. Y entonces, deséame Buen Camino.


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