Por: Sam Mendoza Kong

Esta semana he estado escuchando a Rebeca Solnit. Su audiolibro: La madre de todas las preguntas, me ha traído no sólo una madre de todas ellas sino un montón de nuevos cuestionamientos, pero este en particular me llamó muchísimo la atención: ¿Qué pasaría si el silencio de las mujeres de pronto se transformara en voz?

Escribe ella esta frase:

«Tres cuartas partes de la Tierra son agua, pero la relación entre silencio y voz es mucho mayor».

Rebeca Solnit

Algunos de los textos rondan en la exposición de los asuntos en que las mujeres han sido silenciadas de distintas maneras, algunos ejemplos son: La elección sobre qué y cómo cuidar de sus cuerpos, qué profesión elegir, sobre su maternidad, si deberían o no hacer o dejar de hacer determinadas cosas, sobre distintas formas de violencia, en fin, habla a profundidad y no con poca investigación.

«Si las bibliotecas contienen todas las historias que han sido contadas, existen bibliotecas «fantasma» que contienen todas las historias que no se han contado y superan a las otras en un modo incalculable».

Rebeca Solnit

Hay y hubieron grandes mujeres en mi vida. De muchas conocí buena parte de su historia, sus experiencias, pero estoy segura de que como en un iceberg, la parte visible de sus personalidades es apenas la punta de la enorme porción que las ha configurado a cada una y por tanto, cómo se comportan y cómo se definen a sí mismas, lo anterior aplica igualmente para mí. ¿Qué te ha definido a ti personalmente? ¿Qué has mostrado y qué has guardado por el motivo que sea?

Y ahora pensemos… ¿Qué pasaría? Si de pronto, como dentro de un baño de mujeres, todas las «socializaciones» que se suelen intercambiar ahí de manera espontánea, se dieran a cielo abierto. Que las mujeres comenzaran primero hablando de alguna trivialidad y en la relajación de la oportunidad llegaran los diálogos que se han callado.

¿Qué dirían las mujeres que tantos silencios se han guardado? ¿Qué pasaría si de pronto todas tuvieran, tuviéramos voz?

«Al redefinir qué voz se valora, estamos redefiniendo nuestra sociedad y sus valores».

Rebeca Solnit

Me imagino que habría quien escucha, y qué pasaría con ellos o con otras ellas, ¿a quién decidirían poner atención? ¿Qué mensajes compartidos llegarían a su receptor y qué haríamos con esos mensajes? ¿Pasaría algo con ellos o nada? ¿Sólo la emisión de palabras huecas para oídos sordos?

¿Qué ha pasado con nuestras voces? ¿Por qué han sido silenciadas y cómo? Pues no sólo las mujeres padecen de silencios.

«Las distintas especies de silencios y el silenciamiento específico de las mujeres, en todo caso, pueden ser específicas para más de la mitad de la humanidad, sin tener voz, sin tener permiso para hablar, ser escuchado y creído es fundamental para ser una persona que está dentro de una persona con poder… Un ser humano con plena pertenencia».

«Entonces, es importante reconocer el silencio como la condición universal de la opresión, y hay muchos tipos de silencio y tipos de personas silenciadas«.

Rebeca Solnit

¿Te han silenciado alguna vez o tuviste qué guardarte algo (por el motivo que sea)?

Vuelve la pregunta… ¿Qué pasaría si el silencio de las mujeres de pronto se transformara en voz? ¿Qué crees que dirían? ¿Cuánto se han «guardado»?

Continúa Rebeca… De manera muy interesante, comentando algunos ejemplos, como en el caso de Jimmy Savile que fue convertido en celebridad y hasta nombrado Caballero por la Corona Inglesa, y que murió antes de que más de 400 personas lo acusaran de abusos sexuales, sobre todo, mujeres jóvenes, chicos, jóvenes y hasta mujeres adultas; o el de Bill Cosby, actor estadounidense que dio de que hablar cuando lo acusaron por el mismo tema. Cuando llega el momento en que esos silencios de pronto se rompen suele suceder entonces que, algún o alguna otra que han sido silenciados, se atreven a hablar y otros más lo hacen también y el eco se hace notable, el efecto es multiplicador.

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En mi caso… Hablaría en lo laboral, de los momentos en que me pregunté por qué me pagaban menos si estaba bien cualificada y aportaba tanto o más que mis pares masculinos, por qué algunos hombres consideran que son los únicos capaces de sentir placer: por su profesión, pareja, por ejercer poder, y un sin fin de etcéteras. Hablaría de los incómodos momentos en que determinadas formas de abordarnos como mujeres, son rechazables desde la intención, la propuesta, la insinuación, no solamente en formas de corte sexual, que suelen ser comunes, sino también en esa tendencia a minimizar, subyugar, desmoralizar, juzgar y reprender. Hablaría de pronto tanto, que quizás llegaría como sucede cuando se alza demasiado la voz de manera prolongada, a quedarme posiblemente ronca y luego de nuevo en silencio, uno tal que pienso como diferente, no habría miedo, duda, ansiedad, vergüenza, angustia, sólo sentiría satisfacción. Ese silencio dejaría de ser por opresión, sería más bien descanso, el necesario para estar en paz, el indispensable también para poder también escuchar.

¿Qué opinas tú? Hombre o mujer… ¿Qué crees que pasaría si…? De pronto el silencio de las mujeres fuera transformado en voz.

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Pluma y Pensamiento

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