A mi antojo

Por: Sam Mendoza Kong

Hoy no quiero clasificar cosas ni palabras, ni enumerar chirridos ni codificar verbos; quiero escribirte como lo que no siento y es, como lo que se palpa sin decirse y a gritos se construye en el umbral de los silencios hacia dentro.

Ahora que me marcho es más fácil no recordar tu rostro y tu voz, ahora es más fácil sentirte si te invento y se pasan los días sin escucharte, es como empezar a amarte porque ya no existes, encariñarse con tu rostro que no es, a los instantes que no fueron, a las soserías que no existieron, a los proyectos que no fueron…

En fin, me encariño a lo que no es, a lo que no llega, a lo que escucho sin que estés presente, sin estar de pie, sin sentir la piel, ni las manos, ni los dientes.

Ahora no hay pretexto para cruzarnos y mirarnos, ahora no existe reloj para preguntar la hora y llegar a tiempo y saber que se detiene dos segundos, ahora no hay nada y, sin embargo es cuando más te amo.

Te amo

como chupar un paletín rojo despacio, sólo para uno.

Cómo cambian los meses, ¿Qué se hace ahora con las cosas y los meses? ¿Qué has vivido en tres horas y doscientos segundos? Mañana es tarde y es temprano, según lo que se quiera, según a quien se espere, según a quien se quiera.

Mañana son veinte años y no se dice nada a nadie porque sólo hay paredes enfrente y dedos en las manos, porque hay uñas sobre el cuerpo, bostezos en el alma, neuronas en los pies y un índice que rectificar para saber si uno va a comenzar a leer.

He ido al cine en las últimas semanas, he estado en la escuela en los últimos dos meses y he dormido todas las noches, o casi todas en este último año, y he escrito tanta cosa inútil y…

Los cigarros subieron de precio, el correo se tarda más en llegar y a mi máquina de escribir se le acaba de perder la letra L.

En fin, te descubro a mi antojo, te pinto en mis puertas, te equivoco a cucharadas, te encuentro en el tapón de la pluma y la pasta de los dientes.

¿Qué haces ahora? ¿Ahora quién eres? ¿Con quién estás? ¿A quién das un suspiro robado? ¿Un beso? ¿Un te amo? ¿A quién miras mientras vas parado en el metro? ¿La ventana de siempre, el temible pasado?

¿A quién tornas tus ansias azules, tus libres cabellos tu triste cansancio? ¿A quién en las noches de largo verano, soñaste entre nubes de día nublado? Como sea, aún te amo.


Pluma y Pensamiento

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