Por: Sam Mendoza Kong
CAPÍTULO V.
Torres dio la vuelta a todo el inmueble, al parecer aquel lugar no tenía mucho uso. Vio el buzón que estaba al costado del edificio, metió la mano, una araña patona le recorrió la mano y la sacó por instinto, pero había tentado algo e insistió una segunda vez, extrajo un sobre, lo que contenía se sentía ligeramente abultado, procedió a abrirlo encontrando dentro una nota y una pequeña estatuilla. La nota decía: FB @E.S pieces.
El delgado inspector se trajo el sobre, volvió a rodear el inmueble en búsqueda de ventanas o puertas quizás abiertas. Tomó fotografía de unas huellas de auto y se fue. Nuevamente llevó el sobre y la nota al laboratorio.
Nora y Mariana llegaron a casa, durante el trayecto habían conversado sobre el incidente y desearon que el señor que habían sacado del agua estuviera mejor. No sabían que había fallecido, ni tenían idea de quién se trataba. Mariana siempre iba a su clase y se concentraba solamente en ello.
Nora iba a su recámara cuando recibió un mensaje, era el inspector Torres preguntando si su hija Mariana sabía algo más sobre el señor que se había accidentado y le respondió que no, pero luego le hizo una pregunta que no supo si responder: -¿Ha visto las siglas E.S en alguna parte?
Al colgar la llamada, Nora seguía pensando en la pregunta, de modo que se fue a su computadora y comenzó a buscar en Facebook: Rancho el Sabino. Halló algunos grupos que mencionaban las siglas E.S, pero solamente uno estaba en la zona. Cuando quiso revisar el grupo, no pudo, era cerrado y se admitían únicamente por permiso de los administradores. Dejó un mensaje anzuelo: -Nave tiene paquete.
Aquel mensaje fue recibido del otro lado de la pantalla y respondido luego de media hora: -¿Quién pregunta?
Nora sorprendida de que le hayan respondido dijo: -Me interesa. No fue más allá en su comunicación, y minutos después un nuevo enunciado aparecía en su pantalla. -Venga E.S 6 pm.
El ingeniero Pablo se hallaba atareado ese día, reunió a su gente, Gerardo había estado trabajando por varios días y esa tarde tendrían todo listo.
Les anunciaron con un WhatsApp que la gente comenzaba a llegar. Respondieron que todo estaba listo y los hicieran pasar. Los recibieron a todos en la sala, tenía muebles de madera de estilo mexicano y había una cabeza de toro en el recibidor y varios cuadros con motivos taurinos repartidos en las paredes. Una mesa de tamaño mediano con un mantel blanco y otra pequeña con vasos desechables, una cafetera, una jarra de agua y servilletas.
Nadie hablaba, la sala estaba cargada de expectación. Apareció Pablo y como si fuera maestro de ceremonias, presentó a Pablo y sus credenciales de geólogo y comenzó a explicar las reglas de la subasta. -Les han entregado un pequeño cartón, de un lado es verde y del otro rojo. Cuando estemos nombrando los precios y las pujas, levanten su cartón en verde para aceptar la oferta al precio señalado. Si nadie más oferta por arriba, entonces, la pieza será suya. ¡Comenzamos!
Gerardo comenzó mostrando un pequeño mascarón, estaba hecho en piedra, se trataba del rostro de un guerrero de cara afilada en la zona de la barbilla, con las orejas horadadas, una cinta en la frente, nariz prominente y aguileña típica de las culturas centroamericanas y la boca entreabierta mostrando al parecer sólo dos dientes centrales. Comentó la proveniencia, los años aproximados que tenía la pieza y la cultura a la que pudo pertenecer. Y dijo el precio inicial: -¡$5,000!, 5,000 a la una, 5,000 a las dos, ¡ahí tenemos alguien interesado! OK, ¿quién dice 6,000? ¿6,000? ¡Muy bien, el de camisa azul! ¿8,000? ¡8,000 muy bien! ¡Se va con el señor de camisa azul!
Se ofertaron otras esculturas en piedra, desde íconos en forma de ola, una pipa ceremonial hecha de barro con tonalidad roja, hasta que llegó al parecer la pieza más importante de la tarde: Una cabeza de serpiente soportada sobre una espiga. La pieza era evidentemente tolteca y estaba datada aproximadamente en el año 900 d.C. La puja comenzó en $80,000. La pieza fue traída por dos hombres envuelta en una bolsa de plástico. Las ofertas no se hicieron esperar y entre pujas comenzó a exaltarse la concurrencia, la puja entonces llegó a $120,000 y un hombre espigado de cabello negro y sombrero tipo texano que le cubría el rostro, levantó su cartón: -Doy $150,000 -dijo sin reservas. Nadie reviró su oferta y Gerardo dijo: -¡Vendido al señor!…
Torres levantó la vista y dijo: -¡Arriba las manos, están todos arrestados!
El ingeniero Pablo hizo una señal a sus hombres de que no sacaran armas. Levantó las manos en señal de rendición. Compañeros encubiertos de Torres, le pusieron las esposas al ingeniero, a Gerardo, a los dos otros compinches del grupo y a dos hombres más que estaban apoyando a la vigilancia. Los sacaron a todos para subirlos a las patrullas que estaban ocultas afuera del rancho.
Nora había alertado del asunto a Torres y este había descubierto de lo que se trataba.
Llegamos al final del cuento, espero que te haya gustado, déjame tus comentarios, siempre los recibo con gusto.
Esta historia, es ficción, algunos hechos son reales, como las redes de tráfico de objetos prehispánicos en Facebook, existen más de 60 grupos privados que venden el patrimonio de México cada día. Protejamos lo nuestro. Las piezas narradas, existen, puedes mirarlas en la zona arqueológica del Cerrito en Corregidora. En Querétaro hay más de 1,000 sitios arqueológicos detectados pero sólo 5 están explorados. La pirámide del Cerrito es una zona arqueológica muy interesante. ¡Conozcamos México!
Pluma y Pensamiento
Encuentra algo más de lo que he escrito. Aquí te dejo una muestra.














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