por: Sam Kong

Todos los cambios, tienen un halo de misterio, de incertidumbre. El tiempo es el delicado bien a manejar, primero, por la necesidad de sobreponerse a la ansiedad que produce lo aún inexplorado o incierto y segundo, por la curiosidad y las expectativas que, inevitablemente son llamadas ante la nueva perspectiva.

Viene a mi pensamiento este párrafo de Víctor Hugo: <<El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es inalcanzable, para los temerosos lo desconocido, para los valientes es la oportunidad>>.

Si hay algo cierto en esta vida, es que el cambio es constante. Es inevitable la permanencia en lo inmutable.

Si podemos aprender algo sobre la muda de las serpientes, nos daremos cuenta de que pueden ser maestras para los tiempos de cambio.

Para ellas, sobre todo para las jóvenes, el cambio de piel debe ser constante y periódico, lo necesitan para crecer. El cambio de piel en ellas es también, más frecuente en la juventud. Así coincide para los seres humanos.

Las serpientes intuyen cuando el cambio se avecina. Obtienen signos claros, su piel modifica su color, sus ojos parecen palidecer, su mirada se opaca. Comienzan a prepararse, su comportamiento es otro. Primero, buscan las condiciones posibles para hacer la mudanza, van tras las herramientas: en el momento correcto, frotarán su cuerpo contra alguna superficie para desprenderse de lo viejo por completo. Ayunarán para no gastar sus energías en digerir, sino que enfocarán sus recursos exclusivamente en la muda. También, se tranquilizarán. Quizás sea su manera para aceptar primero lo inminente, para visualizar con calma el porvenir. Luego, de un solo tanto dejarán lo viejo, lo harán a un lado para siempre. Aparecerá lo nuevo.

Ante el cambio, la nueva circunstancia, nos va bien si procuramos la aceptación, la adaptación y abrazamos las nuevas posibilidades. Si como dice Victor Hugo, nos convertimos en valientes, la oportunidad es nuestra.

Pluma y Pensamiento